Las Buenas Prácticas de Manufactura son la base para garantizar alimentos inocuos, proteger la salud del consumidor y fortalecer la confianza en la industria alimentaria.
Las Buenas Prácticas de Manufactura (BPM) son un conjunto de principios y procedimientos básicos que garantizan que los alimentos se elaboren bajo condiciones higiénicas, seguras y controladas. Su cumplimiento es indispensable para prevenir riesgos a la salud del consumidor y constituye el primer paso hacia sistemas de gestión más avanzados, como la ISO 22000 o HACCP.
¿Qué son las BPM y por qué son importantes?Las BPM son normas orientadas a asegurar que durante todo el proceso productivo se cumplan con requisitos mínimos de higiene, infraestructura y control de operaciones. En Ecuador, su implementación es obligatoria para todas las empresas que procesan, almacenan, distribuyen o comercializan alimentos.
Su importancia radica en:
- Prevenir la contaminación física, química o biológica de los alimentos.
- Garantizar productos inocuos y de calidad para los consumidores.
- Cumplir con las regulaciones establecidas por la Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria (ARCSA).
- Fortalecer la competitividad de las empresas en mercados nacionales e internacionales.
Principales lineamientos de las BPM
Para cumplir con los requisitos de las BPM, las organizaciones deben atender aspectos clave como:
- Infraestructura adecuada: instalaciones limpias, ventiladas, con áreas diferenciadas para cada proceso.
- Higiene del personal: uniformes apropiados, lavado de manos frecuente y controles médicos periódicos.
- Control de plagas: programas de saneamiento y monitoreo permanente.
- Agua y materias primas seguras: uso de insumos aprobados y almacenados correctamente.
- Limpieza y desinfección: procedimientos documentados y aplicados de manera sistemática.
- Trazabilidad y registros: documentación que respalde cada etapa del proceso de producción.
Beneficios de implementar BPM
Adoptar las Buenas Prácticas de Manufactura trae consigo ventajas tanto para la empresa como para el consumidor:
- Mayor confianza en los productos.
- Reducción de riesgos de sanciones regulatorias.
- Acceso a certificaciones internacionales.
- Incremento de la competitividad en mercados exigentes.